Pasadas las festividades del Carnaval, un término ha llamado la atención, especialmente en los países de trasfondo religioso: el periodo conocido como Cuaresma. La palabra viene del latín ‘cuadragésima’ o ‘cuadragésimo día’. Está históricamente presente en las tradiciones católica romana y católica de rito oriental, ortodoxas e incluso en ciertas denominaciones protestantes históricas. Consiste en un periodo de 40 días que antecede a la Pascua, marcado por la necesidad de observar penitencias, ayuno, oración y caridad. En el catolicismo romano, el periodo suele iniciar el Miércoles de Cenizas (último día de las festividades del Carnaval).
Según un artículo del profesor de Teología de la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología, Washington Paranhos, “en los primeros siglos, no tenemos registro de la Cuaresma entre los cristianos. La Pascua anual era preparada con dos e incluso tres días de ayuno. La primera evidencia de esta época del año litúrgico se remonta al siglo IV”.
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El Código de Derecho Canónico (Canon 1250) dice expresamente que “en el derecho de la iglesia universal, son días y tiempos de penitencias todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma”. Hay otros documentos que atestiguan la necesidad de seguir las prácticas durante la Cuaresma.
Uno de los motivos alegados para seguir esa tradición se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 540. Allí se dice que los 40 días son una alusión al momento de la tentación de Jesús en el desierto. Textualmente, el documento oficial afirma que “la Iglesia se une cada año, mediante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al ministerio de Jesús en el desierto”.
Principios bíblicos
No hay ninguna ordenanza, dentro del registro bíblico, para que los cristianos observen 40 días de penitencias, ayuno, oración y caridad dentro de una formalidad poscarnaval y prepascua. Se trata, obviamente, de una tradición construida por los líderes religiosos después del periodo apostólico.
La Biblia habla de manera evidente de la importancia del arrepentimiento y la confesión de los pecados a Dios y de su perdón todos los días (Salmo 32:1; Isaías 55:7; 1 Juan 1:9; Hebreos 8:12). Y también destaca que el ayuno tiene su lugar, siempre relacionado a un propósito espiritual. El ayuno es voluntario e individual. Es lo que vemos en la historia de Daniel, que ayunó parcialmente por 21 días para buscar comprensión en Dios sobre algunas preocupaciones (Daniel 10:2, 3). Es una práctica que puede realizarse colectivamente, como se ve en algunas experiencias bíblicas de Josafat (2 Crónicas 20:18) y Esdras (Esdras 8:21). El ayuno y la obediencia a Dios están interrelacionados (Isaías 58:1-14).
La oración es esencialmente una conexión permanente con Dios (1 Tesalonicenses 5:1-14), y Jesús mismo habló y vivió la realidad de la oración constante. Con respecto a la caridad, los ejemplos bíblicos son varios y siempre aparecen como una evidencia de un estilo de vida de los cristianos que temen a Dios (Mateo 25:31-46).
Los
adventistas del séptimo día, por ejemplo, no siguen el calendario litúrgico romano ni el periodo de la Cuaresma. Su creencia, con base en la Santa Biblia, enfatiza la necesidad de la preparación y reavivamiento espiritual diariamente. Lo que nos da vida es la confianza en la muerte y resurrección de Jesucristo.
Más que 40 días
La Cuaresma enfatiza un periodo de intervalo para la “purificación espiritual” entre el periodo del Carnaval y la Pascua. Está caracterizada mucho más como una tradición ritualista temporaria y pasajera. Incluso puede producir algún efecto conceptual, pero limita la necesidad de preocupación por los temas espirituales a 40 días y, por lo tanto, contrasta con la idea de que todas las prácticas allí recomendadas deben ser vividas integral y constantemente por los cristianos.
Los textos bíblicos indican la importancia de vivir cristianismo como un estilo de vida. Esto va más allá de una visión tradicional de algún acto mágico que pueda estar presente en el intervalo entre las festividades comúnmente marcadas por la inmoralidad y la depravación de los sentidos y la celebración de la Pascua.
El cristianismo basado en la Biblia debe ser consistente todo el tiempo. Mucho más que 40 días ritualmente señalados en un calendario histórico. Es inigualable la importancia de buscar a Dios y experimentar las bendiciones de vivir con base en la confesión y el perdón de los pecados, la oración, el ayuno y la caridad.
Haga la prueba todos los días y el efecto sin duda será más duradero que las fiestas o las tradiciones temporarias.
Felipe Lemos es editor de la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN).
Referencias:
[i] Tempo da Quaresma. Disponible en:
https://www.vaticannews.va/pt/igreja/news/2024-02/tempo-quaresma.html.